Tengo empezados 101 poemas
guardados en borradores
sin acabar
a medias
con un final abierto y cambiante.
Sin el punto que da fin a todo.
¿Qué hacer cuando la inspiración te aspira,
te ahoga
y no sale?
Acumular poemas
y más poemas
sin terminar,
sin darle ese toque final.
Ese toque que sin saberlo,
directa o indirectamente,
me ayudas a ponerlo.
Porque eres tú quien aparece
de forma directa o indirecta
en cada uno de mis malditos escritos.
¿Qué hacer cuando te veo de nuevo,
cuando apareces en mis sueños,
cuando estás en mis pensamientos
y no te vas?
Y de repente
apareces en mis poemas y no lo sé
pero ya podría darle ese maldito toque
para darle fin a todo,
a esos 101 poemas
escritos en borradores.
Pero no es lo mismo si tú no estás aquí,
a mi lado.
Aún estando ausente
apareces en cualquier pequeño detalle
en toda locura
-por todas las locuras
que hemos hecho, pasado y vivido
juntos-.
Y te echo de menos.
¿Estarías dispuesto a volver a tropezar
conmigo?
Sí, con aquella piedra que nos hizo caer,
a los dos.
Sí, con aquella piedra que hizo
separarnos.
Si, con aquella piedra que te hizo vencer
-a ti, a mí, a los dos (nosotros)-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario